
Es importante mencionar, que las orientaciones sexuales son totalmente independientes de la identidad de género de cada individuo, es decir que esta no define hacía quiénes nos sentimos atraídos. Existen diversos tipos de orientaciones sexuales, las principales son: Heterosexuales: hace referencia a las personas que se sienten atraídas afectiva y eróticamente hacia personas del sexo opuesto. Homosexuales: hace referencia a personas que se sienten atraídas afectiva y eróticamente hacia personas del mismo sexo. Popularmente se emplean los términos gay para el hombre y lesbiana para la mujer. Bisexuales: hace referencia a personas que se sienten atraídas afectiva y eróticamente hacia personas del mismo sexo y o del sexo contrario. Pansexualidad: hace referencia a las personas que sienten atraídas afectiva y eróticamente hacia otras personas, con independencia del sexo asignado al nacer, género, identidad de género, orientación sexual o roles sexuales. Demisexualidad: hace referencia a personas que se sienten atraídas afectiva y eróticamente solo hacia alguien con quien que han formado un vínculo o conexión emocional. Es el conjunto de características que la sociedad asigna a hombres y mujeres y que se adquieren a lo largo de la vida. Son tareas, pautas de comportamiento, valores, temores, actividades y expectativas que la cultura da en forma diferenciada a hombres y mujeres.
No ocurre lo mismo con los hombres heterosexuales: si en una fiesta un hombre besa a otro en la boca, o le magrea en el trasero —actos considerados normales dentro de la heterosexualidad femenina—, la explicación únicamente puede ser una, y es que es un homosexual reprimido. Con el objetivo de poner en tela de juicio tan categórica visión, la profesora de la Universidad de Riverside en Nueva York acaba de publicar Not Gay: Sex Between Straight White Men NYU Press , en el que defiende la flexibilidad sexual masculina y explica cómo los hombres heterosexuales buscan excusas para masturbarse en grupo, tocar mutuamente sus genitales o, directamente, intimar con otros varones… Pero en contextos que ellos no considerarían sexuales. Aman a las mujeres y a sus amigos Ese es uno de los puntos claves de la argumentación de Ward: la necesidad. Este determinismo sociobiologicista es muy pernicioso, en opinión de la autora, puesto que presenta al ser humano como un animal que no puede escapar a su programación. No tiene elección. En muchas ocasiones, esta actividad con personas del mismo sexo es, paradójicamente, una exhibición de su heterosexualidad a prueba de bombas y una expresión de su homofobia. Por lo general, como explica en NY Mag, los hombres se justifican aduciendo que no había ninguna madama a su alcance. En realidad, no tienen a su disposición ninguna amovible que encaje con su percepción de sí mismos, es decir, que explique por qué han disfrutado con ello sin poner su heterosexualidad en achares.
Una publicación compartida de Quiteria Franco quiteria. Yo no sé ustedes pero a mi esta pregunta me parece odiosa e impertinente. Eso fue muy común por aquella época. Si, fui usuaria de esos chats. Había espacios para todo, hombre, mujeres, heterosexuales, bisexuales, jóvenes, mayores de edad y por presunto para mujeres lesbianas. Eran otros tiempos, con mucha curiosidad pero también con cautela una se acercaba a esos chats. No había muchas opciones para constatar la información. Bueno, una confiaba, yo siempre confío, porque tampoco una puede andar por la vida desconfiando de todo y de todos.