
Y otros recortes literarios La mayoría de la gente que conozco es muy de enfrentamientos. No es gente violenta, por lo menos no a nivel físico. Es solo que a los humanos nos encanta agarrarnos a opiniones extremas, sentencias indiscutibles, y enfrentarlas a otras. Somos dualistas y duelistas. Los que escribimos también somos muy de enfrentamientos. Entre nosotros, entre nosotros y el establishment, entre nosotros y nuestra metodología. Blanco o negro, parece ser.
TOP No cabe duda de que el ano es una zona erógena con una enorme carga simbólica, cultural y social. Tal vez por eso, adjudicar el culo era sinónimo de lascivia y entrañaba también un grado importante de sumisión. Hombres heteros que mantienen relaciones homosexuales pero que no se consideran a sí mismos gays. En el , un sociólogo de la Universidad de Oregón, Tony Silva, se dedicó a estudiar este fenómeno, que ocurría generalmente entre hombres blancos que vivían en un medio rural, en EEUU. Encuentros secretos, sin consecuencias y sin asociación ninguna con ideas como feminidad u homosexualidad.
No ocurre lo mismo con los hombres heterosexuales: si en una fiesta un hombre besa a otro en la boca, o le magrea en el trasero —actos considerados normales dentro de la heterosexualidad femenina—, la explicación únicamente puede ser una, y es que es un homosexual reprimido. Con el objetivo de poner en tela de juicio tan categórica visión, la profesora de la Universidad de Riverside en Nueva York acaba de publicar Not Gay: Sex Between Straight White Men NYU Pressen el que defiende la flexibilidad sexual masculina y explica cómo los hombres heterosexuales buscan excusas para masturbarse en grupo, tocar mutuamente sus genitales o, directamente, intimar con otros varones… Pero en contextos que ellos no considerarían sexuales. Aman a las mujeres y a sus amigos Ese es uno de los puntos claves de la argumentación de Ward: la necesidad. Este determinismo sociobiologicista es bastante pernicioso, en opinión de la autora, puesto que presenta al ser benigno como un animal que no puede escapar a su programación. No tiene elección. En muchas ocasiones, esta acción con personas del mismo sexo es, paradójicamente, una exhibición de su heterosexualidad a prueba de bombas y una expresión de su homofobia. Por lo general, como explica en NY Mag, los hombres se justifican aduciendo que no había ninguna mujer a su alcance.
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